Peter Sellers
EL EXTRAÑO MUNDO DE PETER
Actor desde la cuna, el genial comediante británico tuvo una vida marcada por los amores tormentosos y los excesos. Dueño de un talento innato para componer todo tipo de personajes, tan eclécticos como elogiados (dos veces estuvo nominado al Oscar), la muerte lo encontró joven, a los 54 años, cuando se disponía a filmar la quinta película de la saga de La Pantera Rosa, de la mano de su personaje más famoso: el Inspector Clouseau.

Por Diego Cabarcos
@diecabarcos
Abril 2015

"¿Nos amas aún papá?”, preguntó la pequeña a lo que el padre, sin remordimiento alguno respondió: “Si, pero no tanto como a Sophia Loren. El diálogo, reflejado en la película Llámame Peter (vida y muerte de Peter Sellers), se dio entre el propio Sellers, uno de los actores británicos más importantes del siglo XX, y su pequeña hija, luego de que el actor le pidiera el divorcio a su primera esposa delante de su familia, porque estaba enamorado de la musa italiana, con quien se encontraba filmando una película. Un amor que, según se cuenta, nunca fue correspondido y que sólo estaba en la singular imaginación del recordado comediante.

Así era Sellers, una persona difícil de clasificar. Pero difícil hasta para él mismo. “Me miro al espejo y lo que veo allí es a alguien que nunca creció del todo: un tipo sentimental e imprevisible que alterna las grandes alturas con las más oscuras profundidades”, dijo en una de las tantas declaraciones a la prensa, el hombre que le dio forma al inolvidable y torpe Inspector Clouseau, y al que la muerte encontró joven, a los 54 años, luego de vivir una vida en la que no faltaron los excesos y las perturbaciones psicológicas.

Es que la gran facilidad con la que el actor podía adoptar cualquier tipo de papel, por extravagante que este fuera, se transformó en una de las grandes virtudes que poseía Sellers, quien en sus épocas de esplendor se codeaba con Los Beatles (ver Video Club), vivía un romance fugaz con la fallecida princesa Margarita, hermana de la reina Isabel II de Inglaterra, o anunciaba en rueda de prensa que se casaría con la actriz Liza Minelli, en una boda que nunca llegó a ser. Pero esa habilidad para interpretar diferentes personajes fue la que más problemas le trajo en su vida "real". Es que sus matrimonios, y en general todos sus vínculos familiares, fueron escapándose poco a poco de sus manos, debido a su reconocida falta de personalidad.

“No tengo personalidad propia – solía sincerarse – por eso jamás podré llegar a ser una verdadera estrella. Soy un actor de personajes. No podría ser Peter Sellers del modo en que Cary Grant es Cary Grant, porque no tengo una imagen concreta de mi mismo”. Y verdaderamente no la tenía. “Me siento fantasmalmente irreal hasta que me convierto en otra persona en la pantalla”, trató de explicar alguna vez.

RICHARD NO, PETER

Al llegar al mundo, Peter Sellers se convertiría en el primer hijo de una pareja de actores de vodevil quienes esperaban ansiosos la llegada del primogénito. Es que el matrimonio imaginaba un gran futuro para el pequeño, sobre todo su madre, Peg, quien planeaba convertirlo en el mejor actor de todos los tiempos. Pero ese sueño no duró mucho. Tan sólo nueve meses, ya que Peter murió a poco de nacer.

Tiempo después, el 8 de septiembre de 1925, nacería Richard Henri Sellers, quien vino a ocupar el lugar dejado por el pequeño Peter. Y lo ocupó literalmente. Tal es así, que hasta se quedó con el nombre. Fue la manera que la madre encontró de hacer más llevadero el dolor ante la pérdida irreparable de su primer hijo. Es decir que Richard, hizo de Peter desde pequeño, un personaje dentro de la vida misma, algo que quizás ayude a entender el desvarío de la personalidad del gran actor inglés, quien con sólo dos semanas de vida ya estaba arriba de un escenario junto a sus padres. Y así se crió, de gira en gira, de teatro en teatro. Alejado del contacto con otros niños. Su mejor escuela fueron los radioteatros de la BBC. El pequeño Sellers pasaba horas y horas pegado a la radio imitando las voces de los distintos personajes de aquellos programas. Así fue como desarrolló una capacidad magistral de imitación, la cual le sirvió, más adelante, para entrar en la reconocida cadena radial.

RUMBO A LA GLORIA

El paso de Sellers por la radio fue sumamente exitoso. Su programa The Goon Show se convirtió en un verdadero furor en la Inglaterra de los años ‘50. Durante casi una década demostró su talento innato para la improvisación, imitación y suplantación de personalidades a través de sus intervenciones radiofónicas, las cuales se convirtieron en todo un fenómeno social de la época. Será por eso que en 1981, Elton John, uno de sus fanáticos incondicionales, pagó 14 mil libras esterlinas por los guiones de aquel show radial, en la reconocida casa de subastas Christie´s.

Pero el éxito en el éter no conformaba al actor, y mucho menos a su absorbente y ambiciosa madre. Y fue por más, y ese “más” era la pantalla grande. Aunque la llegada del actor al cine no fue tan sencilla. Su reconocido talento para realizar diferentes tipos de personajes en la radio, parecía no ser suficiente para los productores cinematográficos, quienes veían al comediante feo y con poco carisma para el séptimo arte. Pero no se daría por vencido y su primer papel en el cine lo ganaría disfrazándose para una audición en la que había sido rechazado anteriormente por no reunir los requisitos que el papel demandaba: un hombre de unos 60 años.

Finalmente, su debut en el celuloide ocurrió en 1951 en la película Penny Points To Paradise, pero fue The Ladykillers (1955), aquí conocida como El quinteto de la muerte, junto a Alec Guinness, su primer suceso cinematográfico en el Reino Unido. Claro que el reconocimiento internacional recién le llegó unos años después - en 1960 - con The Millionairess, donde compartía cartel con la gran estrella italiana del momento, Sophia Loren. Y aquí hay que hacer un alto, ya que según cuentan sus biógrafos, fue tal la fascinación sexual de Sellers por la italiana, que luego de conocerla dio por terminado su primer matrimonio con Anne Howe. A pesar de esto, la diva, ya en pareja en ese entonces con Carlo Ponti, siempre lo rechazó.

A partir de entonces, la carrera de Sellers despegó definitivamente. Sus interpretaciones fueron tan eclécticas como sorprendentes. Podía pasar de lo bizarro, a papeles sublimes, como el de Mr. Chance en Being There (Desde el jardín - 1979), que le valió su segunda nominación al Oscar - la primera había sido por Dr. Strangelove, en 1964 -. Su facilidad para meterse en la piel de cualquier personaje - solía interpretar a varios en una misma película - era asombrosa, tanto que a veces le costaba abandonar el papel en la vida real.

Entre los títulos más destacados de su carrera sobresalen Lolita (1962), de Stanley Kubrik, una de las películas más controvertidas de la época donde interpretaba a un hombre que se enamoraba de una niña de 12 años, y la ya mencionada Dr. Strangelove, conocida en muchos países como ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú, una ácida comedia sobre la guerra fría, también al mando de Kubrik. Otras que se recuerdan  son The Party (1968) – en Latinoamérica titulada La Fiesta Inolvidable – y Casino Royal (1967), donde encarnaba al agente 007, en una antológica parodia al personaje creado por Ian Fleming.

UN FALSO FRANCÉS

La ya mencionada ductilidad que Peter Sellers tenía a la hora de ponerse en la piel de un personaje, llegó a tal extremo que no son pocos lo que todavía se confunden y creen que el actor era en verdad francés. Y esa confusión se debe a su magistral interpretación del Inspector Clouseau, ese particular policía capaz de enfundarse en los más increíbles disfraces para profundizar en sus investigaciones, y que para mantener a punto sus reflejos, había contratado a un karateca, llamado Kato, que lo esperaba en su casa para sorprenderlo con una catarata de golpes.

Clouseau llegó a la vida del británico de la mano del director Blake Edwards, quien quería a Sellers para el papel de marido engañado de su próxima película, La Pantera Rosa (1963), un rol secundario que terminó por opacar el protagónico del prestigioso David Niven. Así las cosas, Sellers terminó “comiéndose” la película y contratado para cuatro continuaciones más, y una quinta ya estaba en los planes cuando la muerte sorprendió al actor con un paro cardíaco.

De esta manera, el despistado inspector convirtió al genial Peter Sellers en una mega estrella a nivel mundial, tal como alguna vez lo había soñado su madre. Es que Hollywood le había sentado bien al actor y fue Clouseau el personaje que lo catapultó, pero también del que le costó despegarse. Es que Sellers pretendía hacer otros papeles, en algunos casos más comprometidos en lo actoral, y el personaje que lo desvelaba era el del libro Being There y no paró hasta que lo logró y sus buenas satisfacciones le trajo. Pero sabido es que el dinero mueve montañas y tanto él, que era un gran despilfarrador, como los estudios, necesitaban facturar y continuar la saga de La Pantera Rosa era ir a lo seguro y así ocurrió.

SER O NO SER... ESA ES LA CUESTIÓN

A pesar de sus elogiados trabajos actorales, y la admiración que estos despertaban en el público, lo cierto es que en la vida personal, Peter Sellers no era lo que se puede decir una “persona fácil”. El actor vivía en un mundo tan irreal que hasta filmaba videos caseros en los que mostraba una hermosa vida familiar que en realidad no existía.

Se casó en cuatro oportunidades y tuvo tres hijos a quienes prácticamente abandonó. Tal es así que, pese a la inmensa fortuna lograda durante su exitosa carrera, al morir cada uno recibió dos mil dólares porque no alcanzó a firmar el divorcio de su cuarta mujer, Lynne Frederick, y nunca puso nada a nombre de ellos.

Hay una escena en la película Llámame Peter... - basada en el libro de Roger Lewis La vida y la muerte de Peter Sellers - que lo describe en forma: cuando el actor le destruye todos los juguetes a su pequeño hijo por haberle rayado el auto accidentalmente, una actitud que luego intenta remediar regalándole un pony.

Como se ve, todo en Sellers fue desmedido. Por momentos podía transformarse en un ser inmensamente cruel y en otros resultar un tipo fantástico y por momentos tierno, como cualquiera de sus personajes de ficción. “Cada vez que termino un film me invade una terrible sensación de pérdida de identidad. Entonces no se quién soy ni qué hacer”, se sinceró en una oportunidad para luego rematar: “si alguna vez hubo alguien detrás de la máscara, me temo que, para bien o para mal, lo extirpé hace mucho tiempo mediante cirugía mayor”.

Sellers tuvo a lo largo de sus 54 años nueve infartos. El último, el del 24 de julio de 1980, fue el que le bajó el telón a su ajetreada vida. Para su velorio había dejado expresas instrucciones de que sonara el tema In the Mood, de Glenn Miller. ¿Por qué? Era la canción que más odiaba. CR

VIDEO CLUB
Programa radial "The Goon Show" (1955)
Títulos del filme"La Pantera Rosa" (1963)
Fran Jeffries canta "Meglio Stasera" en "La Pantera Rosa" (1963)
"Dr. Strangelove " (1964)
Peter Sellers y Los Beatles (Programa de TV - 1965)
"La Fiesta Inolvidable" (1968)
Peter Sellers y Dean Martin - Sketch "La Barbería" (El Show de Dean Martin - 1973)
Peter Sellers en "Los Muppets" (1977)
"Desde el Jardín" (1979)
Staff - Contacto - Copyright 2006-2015