Jerry Lewis
ENTRE LA GENIALIDAD Y LA INDIFERENCIA
Para algunos un genio, para otros un tonto como el que interpretaba en sus películas, Jerry Lewis conoció el éxito desde muy joven con un dúo que hizo historia junto a Dean Martin. Como director, mientras en Europa lo aplaudían de pie, en su país le daban la espalda y nunca le perdonaron su constante experimentación. En 2013 volvió al cine después de 16 años con un personaje dramático. Hoy, a los 88 años, sigue vigente y no son pocos los que creen que nadie podrá ocupar su lugar.

Por Diego Cabarcos
@diecabarcos
Marzo 2015

Cuando dirijo, hago de padre; cuando escribo hago de hombre; cuando actúo hago de idiota”, dijo alguna vez Jerry Lewis; una definición tan breve como exacta que sirve para describir  la carrera de este cómico genial, quizás el más importante que haya dado el cine después de Charles Chaplin, y un director audaz y extremadamente vanguardista. Una estrella de la que Hollywood siempre ha renegado, por considerarlo tan solo un payaso, un actor menor y un director sin gracia, calificativos que, sin embargo, no comparten en buena parte de Europa, sobre todo en Francia, donde es aclamado y venerado como un genio del séptimo arte en todas sus áreas. Si hasta el revolucionario director y crítico de cine francés Jean-Luc Godard, lo elogió cuando dijo en la década del ’60 que “en los Estados Unidos, el único que sabe lo que hace es Jerry Lewis y él es conciente de ello”.

Director, productor, guionista y protagonista de sus propios films, Lewis, que desde muy joven encontró la fama a partir de su exitoso dúo cómico-musical con Dean Martín, se anticipó a varios talentos del cine, porque desde Mel Brooks a Roberto Benigni, pasando por el mismísimo Woody Allen, todos le copiaron cosas. Quizás fue demasiado atrevido e innovador para la época en que filmó sus películas, algo que en su país no supieron, o no quisieron, reconocer; tal es así que a pesar de que sus films fueron grandes éxitos de taquilla, tanto en los Estados Unidos como en el exterior, y que reflejó al hombre norteamericano mejor que cualquiera de las películas dramáticas que año tras año saturan la pantalla grande, nunca recibió una nominación al Oscar. Una increíble deuda que la industria mantiene con uno de los cómicos más grandes de la historia. Deuda que intentó subsanar en la entrega de 2009, cuando recibió por parte de la Academia de Hollywood el Premio Humanitario Jean Hersholt, por su labor benéfica.

HACIA EL REINADO DE LA COMEDIA

Hijo de una pianista de variedades llamada Rae Rotherberg y de Danny Lewis, un cantante del montón que se ganaba la vida como podía, Joseph Levitch, luego conocido en el mundo entero como Jerry Lewis, nació el 16 de marzo de 1926 en Newark, New Jersey (Estados Unidos).

Si bien su infancia la pasó, casi en su totalidad, junto a su abuela materna debido a las incesantes e interminables giras de sus padres, en los veranos solía acompañarlos en sus presentaciones, y como no podía ser de otra manera para un hijo de artistas, el escenario se convirtió en un  lugar demasiado familiar para el pequeño Joseph como para que, en el futuro, se dedicara a otra cosa que no tuviera que ver con el mundo del espectáculo. De hecho,  su debut frente al público se produjo cuando tenía solo cinco años en un hotel en el que actuaba el matrimonio Lewis. Cantó una canción llamada Brother, can you spare a dime? (Hermano ¿podrías darme una moneda?) y el público lo ovacionó, sobre todo porque después de cantar, mientras se despedía, se resbaló y cayó sobre el escenario. La gente comenzó a reír y eso, lejos de intimidarlo, lo disfrutó.

Luego, la adolescencia lo encontraría, ya bajo el nombre de Jerry Lewis, haciendo números cómicos en diferentes clubes nocturnos de su país. Uno de los momentos más destacados de su rutina, llegaba cuando hacía la mímica de canciones operísticas y populares, a las cuales les sumaba sus innumerables muecas y caídas al piso, una característica de su humor a lo largo de toda su carrera y por la cual el tiempo, después, se encargaría de pasarle las debidas facturas.

DUPLA EXPLOSIVA

Pero fue con Dean Martin, cuyo nombre real era Paul Dino Crocetti, con quien formó una sociedad imbatible que comenzó, casi de casualidad, en el Club 500, de Atlantic City. Era el año 1946 y el cabaret, de la noche a la mañana, se había quedado sin cantante. Ante esa situación inesperada, Lewis, quien se presentaba en el lugar con su unipersonal, propuso como reemplazo a Martin, de quien se había hecho amigo  luego de su paso por un club nocturno neoyorquino, Glass Hat. Confiaron en la recomendación y lo contrataron. Al principio tenían actuaciones por separado, pero un día, imprevistamente y en medio de su show, el cómico invitó al cantante a subir al escenario. Juntos hicieron una improvisación de humor absurdo que hizo reír a todo el auditorio, al punto tal que no los dejaban bajar de escena. A partir de ese día, ya nada volvería a ser igual en sus carreras. El boca a boca que se generó fue imparable y casi sin darse cuenta se convirtieron en el dúo Martin & Lewis. En pocos días pasaron de ganar 250 dólares semanales a 5 mil y lo que vino luego fue todavía mejor, se transformaron en un suceso sin precedentes, solo comparable con el furor que despertaron Elvis Presley y Los Beatles tiempo después.  Los clubes nocturnos se peleaban por contratarlos y la gente se agolpaba por conseguir entradas o simplemente un autógrafo.
                                                       
Con tanto éxito, las propuestas para hacer cine no tardaron en llegar. En 1949 formaron parte del elenco de My friend Irma (Mi amiga Irma).  El productor cinematográfico Hal Wallis los había visto actuar en el Copacabana de Nueva York y ahí mismo les ofreció un contrato con la Paramount Pictures. Los elogios de la crítica se hicieron oír. Para ellos, Jerry había sido lo más divertido de la película, cuyo éxito derivó un año más tarde en una segunda parte titulada My friend Irma goes west (Mi amiga Irma va al oeste). Pero fue recién en su tercer film, At War with the Army (A la guerra con el Ejército), de 1950 donde se convirtieron en protagonistas absolutos. A ese título le siguieron catorce más, siempre con la misma fórmula: mientras Martin hacía de galán y poderoso; Lewis, era el tonto y perdedor. Así, el dúo se convirtió en un reflejo casi perfecto de la sociedad norteamericana en los años de post guerra, por esa eterna división de ganadores y perdedores, lindos y feos que ha sido una constante en la historia de ese país y que ellos supieron mostrar con mucho éxito en la pantalla, algo que el cómico después mantendría a lo largo de su carrera como realizador.
 
Para los años ‘50, Martin y Lewis eran los reyes absolutos de la comedia en todos los ámbitos posibles: cine, radio, televisión y clubes nocturnos. La fama había llegado a límites insospechados para un dúo de cómicos; el dinero les llovía y las tapas de revistas se repetían una y otra vez con sus rostros. Pero en 1956, luego de diez años de éxito y con el cantante un poco cansado de que todos los elogios se los llevara su compañero, con quien la crítica, a diferencia de lo que ocurriría tiempo después, todavía era benevolente, filmaron su última película juntos: Hollywood or Bust (aquí titulada Artistas y modelos) y el 25 de julio se despidieron con una actuación en el Copacabana. No volvieron a verse hasta 1976, cuando Frank Sinatra los reunió en el Telemaratón anual organizado por el cómico para juntar dinero en su lucha contra la distrofia muscular (ver El encuentro...). Se terminaba una era, pero lo mejor de Lewis todavía estaba por venir.

ARTISTA TODO TERRENO

Después de la ruptura del dúo, comenzó otra carrera para Jerry Lewis. La separación de Dean Martin lo alentó a meterse de lleno en el mundo del cine, y luego de dos películas que le sirvieron para ganar confianza, tomó el control absoluto de los filmes que protagonizaba. En 1959 firmó con la Paramount Pictures el que hasta ese entonces era el contrato más importante en la historia del cine: 10 millones de dólares, más el 60 por ciento de las regalías de catorce películas durante siete años.

Su primera realización fue El botones (1960), alabada hasta por el mismo Chaplin, cuyo protagonista no dice una sola palabra hasta el final del film. Después vendrían otras películas como El terror de las chicas (1963), para la cual construyó la escenografía más grande jamás realizada dentro de un estudio: una casa de muñecas en tamaño natural; y Las joyas de la familia (1965), donde interpretó a siete personajes distintos. Pero sin dudas que una de sus películas más aclamadas, y en la cual logró plasmar en pantalla toda su genialidad como comediante, guionista y director fue El profesor chiflado (1963), una notable adaptación del clásico de Robert Louis Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, donde compuso dos personajes inolvidables: el profesor Julius Kelp y el galán desagradable Buddy Love (para algunos una imitación de Dean Martin). Pero no se quedó solo con eso: en ¿Y dónde está el frente? (1970), ensayó una crítica ácida a la guerra de Vietnam, que se adelantó a las películas de denuncia sobre el tema. También se anticipó a La vida es bella (Roberto Benigni), con el film El día que el payaso lloró (1972), una película dramática, la primera de su carrera, donde interpretaba a un payaso en un campo de concentración en plena Segunda Guerra Mundial, pero la crudeza del tema hizo que la película se archivara terminada y nunca viera la luz. "Está en una bóveda y es ahí en donde debe estar", dijo en una entrevista reciente, sobre el que asume como uno de los mayores errores de su carrera.

En los ‘70, mientras en Europa el reconocimiento hacia su figura era interminable - ganó en ocho oportunidades el premio al mejor director del año - en Estados Unidos su nombre había perdido atractivo para el público. Los jóvenes lo consideraban pasado de moda mientras que la crítica nunca le perdonó su constante experimentación como realizador. Eso, más la falta de apoyo de la industria, terminó por cortar su carrera cinematográfica. El reinado de Jerry Lewis parecía terminado. Solo quedaban los recuerdos de aquel joven que hacía reír con sus increíbles muecas y sus constantes caídas. A partir de entonces, además de dar shows en Las Vegas y hacer algunos programas de televisión, dedicó su tiempo a otra de sus grandes pasiones: la docencia; y con todo lo que rescató de sus clases de cine -480 horas de grabaciones- escribió un libro: El oficio del cineasta, uno de los textos más completos que se hayan escrito sobre la realización cinematográfica.

También continuó con su Telemaratón anual, un clásico de la televisión estadounidense, que desde 1966 hasta el 2011 lo tuvo al frente, siempre con el fin de juntar fondos para la Asociación Americana de Distrofia Muscular, un tema que ha desvelado a Lewis desde 1949 y por el cual, en 1977, fue nominado al premio Nobel de la Paz.

POR SIEMPRE JERRY

Al cine volvió, luego de dos películas fallidas, recién en 1983, rescatado por Martin Scorcese, para protagonizar El rey de la comedia junto a Robert Deniro. Las críticas, esta vez, y después de mucho tiempo, por fin fueron buenas. Sus últimas apariciones en la pantalla grande fueron en Arizona Dream (1993), de Emir Kusturica, y Funny Bonnes (1995), de Peter Chelsom. Luego de esta última tuvieron que pasar 16 años para volver a ver al ya viejo Joseph Levitch en pantalla grande. En 2013 fue convocado por el director Daniel Noah para protagonizar Max Rose, un film dramático que cuenta la historia de un músico de jazz anciano y que vive con la pena de haber descubierto una terrible verdad acerca de su amada esposa pocos días antes de la muerte de ella. Se presentó en el Festival de Cannes de ese mismo año, con ovaciones para el legendario comediante.

También en 2013 realizó una participación especial en la película brasileña Hasta que la suerte nos separe 2, filmada en La Vegas y en donde Lewis vuelve a su papel del botones, el mismo por el que fue alabado varias décadas atrás, en lo que fue su primera incursión como director.

En el plano personal, Jerry Lewis se casó en dos oportunidades. En 1944 con Patti Palmer, su primer amor, con quien a lo largo de sus 38 años de matrimonio tuvo cinco hijos y en 1983 con una joven llamada Sandee Pitnick, su compañera en la actualidad y con quien adoptó una niña.

Hoy, con casi 89 años, y después de pasar por un cáncer de próstata, una hemorragia estomacal, un infarto, una fractura de columna, una enfermedad pulmonar y superar una seria adicción a las pastillas, Lewis, sin un sustituto al trono a la vista – más allá de que algunos, en un primer momento, creyeron ver en Jim Carrey a su heredero - sigue siendo el rey indiscutido de la comedia, y un director todavía por redescubrir. Después de todo, el tiempo demostró que Godard no estaba equivocado, Jerry Lewis sabía lo que hacía, solo que no supieron darse cuenta. CR

VIDEO CLUB
Colgate Comedy Hour (1950)
The Stooge (1951)
Sailor Beware (1952)
Scared Stiff (1953)
Cinderfella (1960)
Who's Minding the Store? (1963)
El Profesor Chiflado (1963)
Boeing Boeing (1965)
Reencuentro con Dean Martin - Telethon (1976)
Hardly Working (1980)
El Rey de la Comedia (1983)
Funny Bones (1995)
Max Rose (2013)
Hasta que la suerte nos separe (2013)
UN REENCUENTRO CON PARODIA DE LOS SIMPSON

Los egos, más la influencia de terceros, entre otras cosas, terminaron por destruir un dúo cómico inigualable, quizás el más importante en la historia del espectáculo de los Estados Unidos. Es por eso que, a pesar de haber sido grandes amigos, luego de su separación en 1956, Dean Martin y Jerry Lewis no volvieron a encontrarse ni hablarse por mucho tiempo. Veinte años exactamente. Hasta que Frank Sinatra, amigo de ambos, le puso punto final a esa situación y los reunió en 1976 en el Telemaratón anual que, hasta la actualidad, Lewis organiza para juntar fondos para la Asociación Americana de Distrofia Muscular.

El programa se desarrollaba con normalidad hasta que el cómico presentó a Sinatra, quien luego de abrazarlo le dijo: “hay un amigo que te quiere saludar”, y para sorpresa del anfitrión, por un costado del escenario, apareció aquel viejo compañero de tantos éxitos. El abrazo fue instantáneo y la emoción generalizada. Después de dos décadas Martin y Lewis estaban otra vez juntos frente a una cámara y con millones de televidentes de testigo (ver Video Club).

Tan marcado quedó ese momento en la televisión norteamericana que, varios años después, en un capítulo de la tercera temporada de Los Simpson titulado Black widower (El viudo negro), parodiaron aquel emotivo episodio: Bob Patiño, recién salido de la cárcel, y el payaso Krousty se reencontraron, con Sinatra como celestino, en el Telemaratón organizado por el payaso para juntar dinero para los chicos con enfermedades intestinales. Una perlita que Código Retro no quería dejar pasar. CR

MATIN Y LEWIS, CURIOSIDADES

1. Cuando la Paramount contrató a Dean Martin y Jerry Lewis para trabajar como comediantes, el productor Hal Wallis (ver Entre la genialidad...) quiso que hicieran una prueba de cámara por separado antes de su debut cinematográfico en la película Mi amiga Irma. Pero no todo salió como se esperaba: Lewis iba a interpretar el papel de Al, el vividor novio de Irma, pero la prueba que hizo para ese papel fue tan desastrosa que Wallis sugirió despedir al cómico y quedarse solo con Martin. Lewis desesperado por la posibilidad de quedarse afuera del proyecto, se reunió con el guionista e idearon el personaje de Sigmurd. El resultado no podía haber sido mejor. La película tuvo un éxito rotundo. El actor John Lund hizo el papel de Al, que en un principio iba a hacer Jerry, quien con su nuevo personaje se transformó en la gran estrella de la película.

2. En los ’50, Martin & Lewis eran las grandes estrellas de los Estados Unidos y la gente deliraba solo con la posibilidad de verlos de cerca y esa demanda había que satisfacerla. Por eso en el Teatro Paramount, de Broadway, llegaron a realizar hasta ocho funciones diarias, desde las 10 de la mañana hasta las 12 de la noche y con localidades agotadas, superando la marca del propio Frank Sinatra.

3. En la película El circo de tres pistas, la participación de Dean Martin era, en un principio, muy acotada en comparación con la de su compañero. Su personaje aparecía recién en la página 31 del guión (casi media hora de película), algo que molestó mucho al cantante. Pero Lewis intercedió ante los productores para que hicieran cambiar los guiones y equiparar el protagonismo de ambos.

4. Si bien la relación entre Lewis y Martin siempre fue buena, en la última etapa comenzó a resentirse. El cantante sentía que la prensa solo destacaba el trabajo de su compañero, a quien señalaban como el verdadero responsable de tanto éxito y eso terminó por desintegrar al dúo en 1956, algo con lo que Lewis nunca estuvo de acuerdo. Él sentía un cariño muy profundo por Martin y nunca sintió rivalidad hacia él. Sin embargo después de la separación no volvieron a hablarse hasta 1976. CR


Staff - Contacto - Copyright 2006-2015