Cubo Mágico
EL JUEGO QUE MARCÓ UNA ÉPOCA
Su nombre es sinónimo de los '80, sin embargo su historia comenzó varios años antes y casi de casualidad. Hoy, a 41 años de su creación, el juego más vendido del mundo sigue vigente y reinventándose todo el tiempo, al punto que ya puede jugarse desde una tablet o smartfhone. Aquí un recorrido por el maravilloso mundo de Rubik.

Por Diego Cabarcos
@diecabarcos
Marzo 2015

Si nos dieran la difícil tarea de seleccionar diez imágenes significativas de la tan marketinera década del ‘80, la del Cubo Mágico no debiera faltar en ese hipotético top ten. Es que el famoso Cubo de Rubik, tal como se lo conoce en casi todo el mundo, es de esos objetos que se convierten en sinónimos de época. De esa época. Para corroborar esto sólo basta con googlear la frase “década del 80” para notar que la imagen de este particular y colorido rompecabezas es de las primeras en aparecer.

Sin embargo, para hurgar en los orígenes de este juego hay que remontarse al año 1974. En ese entonces el arquitecto húngaro Ernő Rubik, quien era profesor de diseño de interiores en la Academia de Artes y Trabajos Manuales Aplicados de Budapest, estaba obsesionado con las figuras geométricas y su construcción en 3D. Hacía tiempo que intentaba, sin suerte, que estas se pudieran mover internamente sin romperse. Hasta que una noche, Rubik frustrado por no poder plasmar su idea a la práctica, salió a caminar por las cercanías del río Danubio y al ver las piedras redondas que se alinean en la orilla, tuvo una revelación que lo llevaría a encontrar la solución a su problema. En ese momento entendió que si cada uno de los bloques giraba en torno a un centro redondeado, estos podrían moverse libremente sin romperse ni perder la forma de cubo.

Inmediatamente puso manos a la obra y desarrolló el primer prototipo compuesto de veintiún diminutos cubos, a los cuales en un principio les pegó papel adhesivo de diferentes colores a cada uno de sus lados.

Con su invención ya en la mano, y satisfecho de haber descubierto un mecanismo que permitiese resolver el problema estructural de mover las partes independientemente sin que todo se desmoronara, sólo restaba presentárselo a sus alumnos. Hasta ese momento, Rubik no se había percatado de que había creado un rompecabezas. No, hasta la primera vez que lo mezcló e intentó volverlo a la posición original. Se dice que tardó más de un mes en llegar a la solución de su propio puzzle. Bastante poco si tenemos en cuenta que quien escribe estas líneas, en más de treinta años nunca llegó a completar más de dos lados. Pero comparaciones al margen, lo cierto es que ese fue el preciso momento en el que Rubik se dio cuenta de que estaba ante un juego que podría ser del interés de mucha gente. Lo que nunca se imaginó es que su invento no sólo se convertiría en el juguete más vendido de la historia, sino que se transformaría en todo un ícono de la cultura pop.

EL CAMINO DE RUBIK

Con el cubo ya en la mano, el primer paso de Ernő Rubik fue el de registrar el invento en la oficina de patentes de Hungría con el nombre de “Cubo Mágico”. A partir de entonces se comenzó a fabricar y distribuir en ese país a través de la empresa Politechnika. La aceptación fue inmediata. En poco tiempo había logrado ubicarse entre los juegos más vendidos. Aunque claro, el gran desafío que aparecía por delante era el de lograr cruzar las fronteras, algo que, de movida, no se presentaba sencillo. Es que Hungría pertenecía al régimen comunista y esto impedía que el invento de Rubik fuera exportado en forma masiva al exterior.

Tuvieron que pasar algunos años para que en 1978, Tibor Laczi, un húngaro radicado en Austria se topara con un Cubo Mágico en la mesa de un bar. Laczi era un aficionado a las matemáticas y quedó deslumbrado con ese novedoso puzzle. Tanto que se lo compró al mozo en un dólar y se marchó decidido a ubicar a su creador.

“Cuando vi por primera vez a Rubik sentí la necesidad de darle algo de dinero. Se veía como un mendigo. Estaba terriblemente vestido y con un cigarrillo húngaro barato colgando de su boca. Pero sabía que estaba ante la presencia de un genio y le dije que juntos podíamos vender millones”, relata el mismo Tibor Laczi en su sitio web, acerca de lo que fue su esperado encuentro con el inventor del juego que le quitó el sueño.

Con un entusiasmo exacerbado y convencido de que estaba ante un invento genial, Laczi logró que el Cubo Mágico se presentara en la Feria Internacional del Juguete de Nüremberg, Alemania, de 1979. Y fue ahí donde la historia del puzzle ideado por un ignoto prefesor de arquitectura, casi de casualidad, cambiaría para siempre.

UN ÉXITO AL CUBO

Tom Kremer, un especialista del mundo de los juguetes y creador de cientos de ellos, era un asiduo concurrente de la feria alemana, considerada la más importante del mundo en la materia. Un espacio anual del que participan cerca de sesenta países con más de 2700 expositores. En ese marco, Kremer, también de nacionalidad húngara, se dejó seducir por la presentación del apasionado Laczi y quedó impresionado por las características de este singular rompecabezas y por lo que generaba en el público. Ahí mismo se comprometió a venderlo y distribuirlo por todo el mundo en sociedad con la empresa  Ideal Toy Company, no sin antes rebautizarlo como “Cubo de Rubik”, ya que según esta compañía, el nombre original tenía visos de brujería.

Pero las cosas no serían tan sencillas. Sucede que el rompecabezas, luego de un año del patentamiento original no había sido registrado internacionalmente, por lo que la ley de patentes impedía esta posibilidad. Así las cosas, mantenían cierta protección gracias a la feliz idea de haberlo renombrado con el nombre de su inventor en primer plano. Así fue como se registró la marca en los Estados Unidos y Gran Bretaña.

De todas formas, esto no impidió que aparecieran juicios por infracción de patentes. Un tal Larry Nichols, químico de Massachustts había registrado un cubo similar en 1972. Su cubo estaba unido por imanes pero no había logrado interesar a las compañías de juguetes de aquel entonces. A partir de ahí, los juicios con unos y otros fueron y vinieron hasta dejar a todos contentos y con los bolsillos desbordantes de billetes.

Es que desde su invención hasta entonces el Cubo de Rubik, para los argentinos Cubo Mágico, lleva vendidos cerca de cuatrocientas millones de unidades. Esto sin contar las imitaciones, lo cual podría llevar la cuenta prácticamente al doble. Pero tan solo basados en los número oficiales, se especula que una de cada siete personas vivas en el mundo han intentado, aunque sea una vez, armar este rompecabezas que se ha convertido, casi si querer, en parte de la cultura pop y en sinónimo de época. La época de los ‘80. CR

VIDEO CLUB
Speedcubing - Final del mundo 2013
Tutorial - Aprender a armar el Cubo Mágico en 10 minutos
Recopilación de los diferentes records mundiales de speedcubing
Informe de la cadena alemana DW por los 40 años de icónico Cubo de Rubik
 
EL CUBO Y SUS VARIANTES

El éxito imparable del Cubo de Rubik y el fanatismo que despertó en su momento de mayor esplendor hizo que no tardaran en aparecer diversas variantes a la ya tradicional versión 3x3x3.

Uno de los primeros en salir al mercado fue el Cubo de Bolsillo de 2x2x2, más simple de solucionar e ideal para jugar en el colectivo o en la fila del banco. El resto de las versiones ya fueron mucho más desafiantes: La Venganza de Rubik (4x4x4), El Cubo del Profesor (5x5x5), V-Cube 6 (6x6x6) y V-Cube 7 (7x7x7).

Si bien todos estos representan un gran reto para lo fanáticos de este intrincado juego de ingenio, existen cubos de mayor tamaño que no se han comercializado. El más grande es el de diecisiete capas (17x17x17), diseñado por el holandés Oskar van Deventer, dedicado a la creación de rompecabezas, y que fue presentado en el simposio de Nueva York en 2011.

A estas variantes también se suman las versiones luminosas. Aquí, en lugar de hacer movimientos mecánicos, esos que tantos desvelaban a Rubik en un primer momento, los jugadores deben maniobrar un cubo touch compuesto de luces. La pantalla táctil automáticamente lee el movimiento del dedo y realiza el cambio correspondiente. Más reciente aún son las diversas aplicaciones para celulares o tablets con todas las variedades de cubos habidas y por haber, para satisfacer a todo tipo de usuarios. Lejos del juego original, pero más acorde a los tiempos que corren. CR

 

 

 

SPEEDCUBING

El fanatismo que generó la aparición del cubo ideado por Ernő Rubik no parece tener límites ni fecha de vencimiento. Ya en junio de 1982, ocho años después de su invención y a tan solo dos de la explosión mundial que generó, se celebró el primer campeonato mundial de esta práctica denominada speedcubing, que no es otra cosa que el arte de resolver el Cubo de Rubik en el menor tiempo posible.

Esta moda comenzó a desaparecer con el correr de los años, pero resurgió con fuerza luego de la aparición de Internet. Así los sitios relacionados con el speedcubing comenzaron a sumar miles de adeptos y a difundir la actividad con mayor dinamismo, al punto de transformarla en un furor entre los simpatizantes del puzzle. En los campeonatos de speedcubing no sólo se realizan competiciones, sino que se desarrollan nuevos métodos de resolución de problemas a la vez que se intenta perfeccionar las diversas técnicas utilizadas. CR

 

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